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Santos del día: S. Íñigo López de Loyola y S. Justino de Jacobis: dos vidas de entrega y misión

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  • 31 jul
  • 2 Min. de lectura

Íñigo López de Loyola fundó la Compañía de Jesús, dedicada a la educación y misión global. Justino de Jacobis fue misionero en Etiopía, promoviendo la formación local pese a persecuciones. Ambos santos destacaron por su fe y entrega.


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Íñigo López de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, nació en 1491 en Azpeitia, Guipúzcoa, España, con la aspiración de convertirse en caballero. Fue enviado a Castilla por su padre, donde entró en la corte de don Juan Velázquez de Cuéllar, ministro del rey Fernando el Católico. Tras la muerte de don Juan, pasó a la corte de don Antonio Manrique, duque de Nájera y virrey de Navarra, participando en la defensa de Pamplona. El 20 de mayo de 1521, una bala de cañón lo hirió, dejándolo cojo para siempre. Durante su convalecencia leyó la Leyenda Áurea de Jacopo da Varagine y la Vida de Cristo de Lodolfo Cartusiano, que marcaron profundamente su espiritualidad.


Decidido a peregrinar a Tierra Santa, Íñigo hizo voto de castidad en Montserrat y adoptó una vida austera. Sin embargo, debido a una epidemia de peste en Barcelona, se detuvo en Manresa, donde escribió reflexiones que luego formarían los Ejercicios Espirituales. Al no poder establecerse en Tierra Santa por la negativa del superior franciscano, regresó a Europa para estudiar gramática, filosofía y teología en Salamanca y París. En la capital francesa cambió su nombre por Ignacio, en honor al santo de Antioquía. En 1534, junto con seis seguidores, fundó la Sociedad de Jesús, que obtuvo la aprobación papal bajo Pablo III.


Desde su inicio, la Compañía de Jesús se caracterizó por un fuerte celo misionero, enviando a sus miembros por Europa, Asia y el mundo, con un carisma de pobreza, caridad y obediencia al Papa. Ignacio se enfocó en la formación teológica y cultural de los jóvenes, fundando colegios que se convirtieron en referentes educativos internacionales. Permaneció en Roma hasta su muerte el 31 de julio de 1556, dedicado a la coordinación de la Compañía y a la atención de los pobres. Fue canonizado en 1622 por Gregorio XV, y sus restos reposan en la iglesia de Jesús en Roma.


Por otro lado, S. Justino de Jacobis, conocido como el "apóstol de Etiopía", fue miembro de la Congregación de la Misión. Nacido en San Fele, provincia de Potenza, en 1800, fue destinado a la misión en Adua, Etiopía, en 1839, donde estableció el Vicariato de Abisinia. Durante su labor, promovió la formación de clérigos indígenas y la acción ecuménica, fundando el seminario "Colegio de la Inmaculada" y otros centros misioneros. Fue ordenado obispo titular de Nilopoli en 1849.


Su misión enfrentó persecuciones, incluyendo el martirio del primer sacerdote indígena, abba Ghébré Michael, en 1855. Justino murió en exilio el 31 de julio de 1860, en Eidale, Eritrea. Fue canonizado por Pablo VI en 1975, reconociendo su compromiso misionero y la expansión del Evangelio en regiones alejadas.


Fuente: Vatican News. (2025, 31 de julio). Evangelio y palabra del día 31 de julio de 2025. https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy/2025/07/31.html

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