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Santo del día

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  • 11 oct
  • 2 Min. de lectura

Juan XXIII, papa bueno, convocó el Concilio Vaticano II para acercar la fe al hombre contemporáneo. Su vida pastoral y diplomática reflejó sencillez, oración y compromiso con la paz y la justicia social.


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San Juan XXIII, el “Papa bueno” que abrió las puertas del Concilio Vaticano II

11 de octubre – Memoria de San Juan XXIII, Papa


Ángel José Roncalli nació el 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, Bérgamo, Italia, siendo el cuarto de trece hijos de una familia campesina. Desde joven mostró una profunda vocación religiosa: ingresó al Seminario de Bérgamo en 1892, se unió a la Orden Franciscana Seglar en 1896 y fue ordenado sacerdote el 1° de agosto de 1904. Su cercanía con el obispo Santiago María Radini Tedeschi marcó sus primeros años pastorales, recorriendo comunidades y conociendo de cerca las realidades del pueblo.


Durante la Primera Guerra Mundial, sirvió como capellán militar y coordinó la asistencia espiritual de los soldados, experiencia que reforzó su sentido de servicio y humanidad. En 1921 fue llamado a Roma por Benedicto XV para colaborar con la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe. A partir de entonces, su vida se desarrolló al servicio diplomático de la Santa Sede: fue Visitador Apostólico en Bulgaria, Delegado en Turquía y Grecia, y más tarde Nuncio en Francia. En cada misión cultivó el diálogo, la humildad y el espíritu de reconciliación.


En 1953 fue creado cardenal y nombrado Patriarca de Venecia. Sin embargo, su destino cambió tras la muerte de Pío XII: el 28 de octubre de 1958 fue elegido Papa y tomó el nombre de Juan XXIII. Su pontificado, aunque breve, transformó la historia de la Iglesia. Convocó el Concilio Vaticano II el 25 de enero de 1959 desde la Basílica de San Pablo Extramuros, con la intención de renovar la Iglesia y acercarla al mundo moderno, sin alterar su doctrina. Fiel a su visión pastoral, promovió el diálogo ecuménico e invitó a observadores de otras denominaciones cristianas.


Su magisterio se destacó por su tono humano y social. En su encíclica Mater et Magistra (1961) actualizó la doctrina social de la Iglesia, y en Pacem in Terris (1963) proclamó la paz como fundamento universal, dirigiéndose “a todos los hombres de buena voluntad”. Falleció el 3 de junio de 1963, dejando un legado de bondad, humildad y apertura. Fue beatificado por San Juan Pablo II en el año 2000 y canonizado por el Papa Francisco el 27 de abril de 2014.


Su oración refleja su alma sencilla y universal: pedía por los pecadores, los gobernantes, los consagrados, los atribulados y las almas del purgatorio, deseando que todos conocieran y amaran al Padre celestial.

Hoy, la Iglesia recuerda a San Juan XXIII como el Papa de la misericordia, del diálogo y de la esperanza.

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