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Santo del día

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  • 8 ago
  • 2 Min. de lectura

Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, dedicó su vida a predicar con palabra y ejemplo, combatiendo herejías y llevando el Evangelio por Europa. Su legado transformó la evangelización medieval.


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Hablar con Jesús o hablar de Jesús. Esa fue la esencia de la vida de Santo Domingo de Guzmán, sacerdote castellano y fundador de la Orden de Predicadores, cuyo legado marcó profundamente la historia de la Iglesia medieval. Nacido en 1170 en Caleruega, en la vieja Castilla, creció en un ambiente impregnado de fe. Desde joven, el Evangelio fue para él alimento diario, y a los 24 años abrazó el sacerdocio como algo natural, uniéndose a los canónigos de la catedral de Osma por invitación del obispo Diego de Acebo.


Su vida dio un giro decisivo cuando, en misión junto a Diego, presenció la expansión de la herejía cátara en el sur de Francia. Aquella experiencia despertó en él una convicción ardiente: la predicación debía ser la herramienta para iluminar y reconducir a quienes negaban la divinidad de Cristo. En 1206 viajó a Roma para solicitar al Papa Inocencio III permiso para misionar; aunque la aprobación no fue para pueblos paganos, sí recibió el mandato de predicar entre los albigenses.


Tras la muerte del obispo Diego, Domingo continuó solo su labor. Con paciencia, cercanía y firmeza, debatió en plazas, caminos y hogares, conquistando corazones no por imposición, sino por coherencia de vida. Su estilo directo, sin ostentación, y su trato afable rompieron barreras con sus adversarios.


En 1215, durante el Concilio Lateranense IV, Domingo presentó al Papa Honorio III su proyecto de comunidad misionera. La respuesta llegó el 22 de diciembre de 1217: nacía oficialmente la Orden de los Frailes Predicadores, cuyo espíritu combinaba estudio, oración y misión itinerante. En pocos años, los dominicos se extendieron por Europa con un estilo vibrante y persuasivo.


El 6 de agosto de 1221, Domingo murió en Bolonia rodeado de sus frailes, dejando una obra que transformó la evangelización de su tiempo. Apenas trece años después, el Papa Gregorio IX, que lo había conocido en vida, lo canonizó. El fraile castellano, contemporáneo y hermano espiritual de Francisco de Asís, encarnó la frase del dominico Henri-Dominique Lacordaire: “Tierno como una mamá, fuerte como un diamante”.


Su figura sigue inspirando, recordando que la verdadera predicación no se limita a las palabras, sino que se confirma en el testimonio diario.


Fuente: Vatican News. (2025, 8 de agosto). S. Domingo de Guzmán, sacerdote, fundador de la Orden de Predicadores. Recuperado de https://www.vaticannews.va/es/santos/08/08/s--domingo-de-guzman--sacerdote--fundador-de-la-orden-de-predica.html

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