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Salmo del día

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  • hace 2 días
  • 1 Min. de lectura

El salmo alaba al justo que confía en el Señor, medita su ley y da fruto como árbol junto al agua, mientras los impíos se pierden como paja llevada por el viento.


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Salmo Responsorial – Salmo 1, 1-4.6

℟. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

Este salmo marca el inicio del libro de los Salmos y traza con claridad el camino de la bendición y el de la perdición. Nos presenta dos estilos de vida: el del justo, que se deleita en la ley del Señor, y el del impío, que vive al margen de Dios.


El justo es comparado con un árbol firme y fecundo, enraizado junto al agua viva de la Palabra; su vida florece porque se nutre constantemente del amor divino. Todo lo que emprende, bajo la mirada del Señor, alcanza su propósito. En cambio, el impío carece de raíces y consistencia: es como paja que arrastra el viento, símbolo de inestabilidad y vacío.


El salmo nos invita a revisar nuestro propio caminar: ¿ponemos nuestra confianza en Dios o seguimos los consejos del mundo? Ser dichoso no consiste en tener éxito o abundancia, sino en vivir en comunión con el Señor, guiados por su palabra y sostenidos por su justicia.


℟. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.

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