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Salmo del día

  • La Vega en Accion
  • 16 oct
  • 1 Min. de lectura

El salmista clama a Dios desde lo profundo, confiando en su perdón y misericordia. Reconoce que solo el Señor ofrece redención y esperanza a quien confía en su palabra.


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Salmo Responsorial – Salmo 129

℟. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.


Este salmo, profundamente humano y espiritual, expresa el clamor del alma que se siente hundida en el dolor y el pecado, pero que no pierde la esperanza en la misericordia de Dios. Desde “lo hondo”, símbolo del sufrimiento o la culpa, el salmista eleva su voz confiada, sabiendo que el Señor no es un juez implacable, sino un Padre que perdona y redime.


Las palabras “Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?” son una confesión de humildad y verdad. Reconocen la fragilidad humana y la grandeza del perdón divino. El respeto que Dios infunde no nace del temor, sino del amor agradecido de quien ha sido salvado.


El corazón del creyente se convierte en espacio de espera y confianza, donde el alma “aguarda al Señor” con fe en su palabra. Esa espera no es pasiva, sino llena de esperanza y certeza en la promesa de una redención abundante que renueva la vida.


En tiempos de dificultad o de arrepentimiento, este salmo nos enseña que la misericordia divina es más profunda que cualquier culpa. Dios escucha desde las profundidades del alma y responde con amor que salva y libera.


℟. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

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