Salmo del día
- La Vega en Accion
- 29 sept
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El salmista agradece al Señor su fidelidad y misericordia. Reconoce que Dios escucha sus súplicas, le da fortaleza y su gloria será alabada incluso por los reyes de la tierra.

El Salmo 137 resuena como canto de gratitud y confianza en la liturgia
En la liturgia de hoy, el Salmo 137 (136 en otras numeraciones) se proclama como Salmo Responsorial bajo la antífona: “Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor”. Este himno bíblico, atribuido tradicionalmente al rey David, se erige como un canto de gratitud, reconocimiento y confianza en la fidelidad de Dios.
El texto inicia con una expresión de acción de gracias: “Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca”. La imagen del salmista postrándose ante el santuario y tocando su música “delante de los ángeles” resalta la dimensión litúrgica y espiritual de la oración, que trasciende lo humano y se une a la alabanza celestial.
En un segundo momento, el salmo subraya la grandeza de la promesa divina: “Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera tu fama”. La fe se muestra aquí como certeza de una respuesta: cuando el creyente invoca a Dios, recibe fortaleza interior y ánimo renovado.
El texto se abre luego a una visión universal: los reyes de la tierra son invitados a reconocer y agradecer al Señor, al escuchar su palabra. La proclamación de que “la gloria del Señor es grande” convierte al salmo en un anuncio que va más allá de Israel y alcanza a todas las naciones.
Finalmente, el salmo concluye con una nota de confianza en la protección divina frente a la adversidad: “El Señor completará sus favores conmigo; tu misericordia es eterna, Señor, no abandones la obra de tus manos”.
El mensaje del Salmo 137 recuerda al creyente que la gratitud, la alabanza y la confianza en la fidelidad de Dios son caminos de esperanza. Su repetición en la liturgia no solo invita a la oración personal, sino también a la comunión universal en la fe, reflejada en la imagen de una humanidad que canta, junto a los ángeles, la gloria del Señor.











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