Salmo del dia
- La Vega en Accion
- hace 5 días
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El salmo proclama la fidelidad de Dios, que cumple su promesa de salvación hecha a Abraham y a David. Él libera a su pueblo de los enemigos para que, libres del temor, le sirvan con justicia y santidad todos los días.

Salmo Responsorial — Lucas 1, 69-75
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
El salmo, tomado del Cántico de Zacarías (Benedictus), es un himno de gratitud y esperanza que celebra la fidelidad de Dios a sus promesas. En él se proclama que el Señor ha suscitado una “fuerza de salvación” en la casa de David, cumpliendo lo anunciado por los profetas desde antiguo.
Este canto reconoce a Dios como el libertador de su pueblo, aquel que interviene en la historia para rescatar a los suyos de la opresión y del mal. No se trata solo de una liberación política, sino de una redención espiritual, expresión de la misericordia y del amor eterno de Dios, que recuerda su alianza con Abrahán y sus descendientes.
El salmista subraya la finalidad de esta salvación: que los hombres, libres del temor y del poder de los enemigos, puedan servir al Señor “con santidad y justicia” todos los días de su vida. La libertad que Dios ofrece no es para el egoísmo ni la comodidad, sino para el servicio y la comunión con Él.
Este salmo es una proclamación de fe en un Dios que cumple sus promesas y que actúa con misericordia en favor de su pueblo. Su invitación es clara: reconocer la presencia salvadora del Señor y responder con una vida de justicia, fidelidad y gratitud.











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