Evangelio del día

Jesús nos llama a interpretar el presente y a actuar con justicia. No ignores las señales ni los conflictos; busca siempre resolverlos con sensatez.

Jesús llama a discernir los signos del tiempo y buscar la reconciliación

En el Evangelio según san Lucas (12, 54-59), Jesús dirige a la multitud una llamada profunda a la reflexión y al discernimiento espiritual. Utilizando ejemplos cotidianos, como la observación del clima —una nube en el poniente o el viento del sur—, el Maestro reprocha a su auditorio su capacidad para prever el tiempo atmosférico, pero su incapacidad para comprender los signos del momento presente. “Hipócritas”, les dice, subrayando que, así como saben interpretar los fenómenos naturales, deberían también ser capaces de reconocer las señales de Dios y del Reino en la realidad que los rodea.

El mensaje de Jesús trasciende el contexto histórico y se proyecta hacia todos los tiempos: invita a los creyentes a no vivir distraídos ni ajenos a la acción divina que se manifiesta en los acontecimientos del día a día. Reconocer “el tiempo presente” implica leer con fe la historia y discernir lo que Dios está pidiendo a cada persona y a la comunidad.

En la segunda parte del pasaje, el Señor introduce una parábola práctica sobre la reconciliación: aconseja llegar a un acuerdo con el adversario antes de llegar al juez, advirtiendo que la falta de entendimiento puede conducir a consecuencias graves. Con esta imagen, Jesús enseña la urgencia de la paz, del perdón y del diálogo como caminos de justicia.

El mensaje se resume en una doble exhortación: abrir los ojos del corazón para interpretar los signos del tiempo y actuar con sabiduría y misericordia antes de que sea tarde. En un mundo donde abundan los conflictos, las divisiones y la superficialidad, el Evangelio de hoy se convierte en una llamada a la conversión interior y a la reconciliación con Dios y con los demás.

Jesús, en su enseñanza, recuerda que no basta con tener conocimiento o previsión material; es necesario poseer sensibilidad espiritual para juzgar lo que es justo, reconocer la presencia divina en la vida cotidiana y actuar en consecuencia.

Palabra del Señor.