Evangelio de hoy
- La Vega en Accion
- 15 sept
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Junto a la cruz, Jesús entrega a su madre y al discípulo amado un lazo de maternidad y fraternidad eterna, símbolo de amor y cuidado mutuo.

Junto a la cruz, Jesús entrega a su Madre al discípulo amado
Jerusalén – En un pasaje conmovedor narrado por el evangelista Juan, se describe la escena ocurrida en los últimos momentos de Jesús en la cruz. Al pie del madero se encontraban su madre, la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. La imagen de dolor y fidelidad de las mujeres contrastaba con la soledad de la crucifixión.
En medio del sufrimiento, Jesús dirigió su mirada hacia María y hacia el discípulo al que amaba, presente también junto a ella. Con palabras breves y cargadas de significado, estableció un lazo espiritual que ha marcado profundamente la tradición cristiana: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Acto seguido, mirando al discípulo, añadió: «Ahí tienes a tu madre».
Según el relato, desde ese instante, el discípulo acogió a María como parte de su propia vida, gesto que la Iglesia interpreta como el momento en que Jesús entrega a su madre como madre de toda la comunidad de creyentes. Este episodio no solo refleja la compasión del Nazareno hacia su madre en la hora más difícil, sino también la consolidación de un vínculo de amor y cuidado que trasciende la historia.
La escena, cargada de dramatismo y esperanza, se recuerda en la liturgia como signo de la maternidad espiritual de María y del llamado a los discípulos a vivir en fraternidad. El mensaje sigue resonando en la fe cristiana: incluso en el dolor más profundo, el amor es capaz de crear nuevas relaciones y abrir caminos de consuelo y esperanza.











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